Si tienes interés en montar en elefante en el sudeste asiático, aquí te contaremos nuestra aventurilla y algunos consejos.
Vivimos la experiencia en Luang Prabang, la ciudad más bonita de Laos, así que la información más concreta que te daremos se referirá a este país.
Pero creemos que los consejos te servirán también si estás planeando la actividad en otros países, ya sea durante tu viaje a Tailandia, mientras recorres Camboya, etc.
Sabemos que es una cuestión que genera dudas éticas, y vaya por delante que somos unos enamorados de los animales (y del dios de Spinoza), pero aquí te explicaremos por qué decidimos hacer el tour con la agencia en la que lo contratamos, y qué circunstancias deberías tener en cuenta para decidirte.
Sigue leyendo para conocer algunas recomendaciones.
Inevitablemente, la cuestión ética de montar en elefante
Sabemos que plantearse montar en elefante comporta inevitablemente un problema ético.
En contra de lo que pueda parecer por su robustez, la columna vertebral del elefante puede soportar sin dificultad unos 150 kg. Teniendo en cuenta que el animal (asiático) pesa sobre 5 toneladas es más bien poco.
Su piel es gruesa, pero sensible.
Además, parece ser que para domesticar a estos mamíferos enormes se utilizan técnicas agresivas.
Pero vivimos en un mundo complejo, donde reducirlo todo a la dicotomía de bueno o malo es muchas veces quedarse en la superficie del problema y no ahondar.
Otras veces también parecemos absorbidos por la vorágine de lo políticamente correcto. Y si hay algo seguro es que usar política y correcto en la misma frase es una contradicción.
Algunos estaréis en contra, pero creemos que hicimos la actividad con responsabilidad, y nos aseguramos de hacerlo en un lugar que procuraban por el bien de los animales. Sí, los montabas, pero durante poco tiempo y pagando un precio elevado, y ello, de alguna forma, ayuda a que se les pueda cuidar y mantener.
Al final, qué es más estresante, ¿qué en excursiones sin monta se les acerquen 100 personas al día, les quieran tocar y bañar y revoloteen a su lado, o que una sola persona, que pesa la mitad de lo que pueden soportar sin problemas, pasee en su lomo?
En definitiva, es posible que aquellos que seáis fervientes defensores de los animales encontréis de mal gusto la actividad, por lo que hay opciones en las que ni siquiera llegas a montar el elefante y realizas una actividad totalmente no invasiva, como bañarles, darles de comer, etc.
A quienes queráis vivir la experiencia de montar en elefante, procurad que se cumplan unos mínimos requisitos de buen hacer y buen trato hacia los animales.
¿Por qué elegimos la agencia White Elephant Adventures?
No nos habíamos planteado seriamente montar en elefante en Laos hasta que llegamos a Luang Prabang y vimos que era posible. Habíamos leído sobre el asunto y tuvimos todas esas dudas morales que probablemente te asalten ahora.
Pero se nos ocurrió preguntar después de que conociéramos a unos españoles que lo habían hecho y nos hablaran bien.
Lo primero que nos dijeron en la agencia fue que los paquidermos habían sido domesticados en otros centros donde eran usados sin contemplaciones, y abandonados tras un tiempo por el motivo que fuera. Pero allí recogían esos animales abandonados y los cuidaban.
En ese recinto no estaban encadenados, sino en grandes cercados. Evidentemente no es positivo estar encerrado, por muy grande que sea el cercado, pero los elefantes habían sido amansados, y ya no podían ser devueltos a su hábitat natural.
Quizás dirás que está mal usarlos para montar. Pero el tiempo de monta apenas duraba 30-45 minutos, y aseguraron que únicamente hacían una excursión al día. Ello conlleva que pagas el doble o el triple que en otras agencias. Es cierto que resulta caro, aunque el tour incluía la visita (sin elefante) a otros lugares de los alrededores (fuimos a las cataratas Tat Sae).
Por otro lado, el gasto de mantener un animal de esta envergadura es elevado: comida, vacunas, etc. Y el cuidador, por muy buena fe que le ponga, no puede soportar el coste toda la vida. Así que pagar más por menos es una manera de aliviar un mal que ya está hecho.
Cosas a evitar si quieres vivir la experiencia de montar en elefante
Hemos estado en otros países del sudeste asiático, y en alguno de nuestros viajes a Tailandia, por ejemplo, hemos visto a turistas encima de elefantes haciendo un recorrido por el interior de alguna ciudad, como una manera de ver los templos y monumentos.
Además, dos personas iban encima del mismo animal con sillas enormes.
Esta es la clase de uso que castiga físicamente a los paquidermos y que deberías evitar a toda costa.
Si haces la actividad en centros alejados de las ciudades, procura asegurarte que se cumplen un mínimo de atenciones a los animales.
Pequeña conclusión
No pretendemos animar a hacer la actividad de montar en elefante a nadie que no lo desee, pero sí que queremos animar a aquellos que quieran hacerlo, que lo hagan con sentido de la responsabilidad y teniendo en cuenta todas las cosas que hay detrás.
Así que si te apetece, y aunque sean más caras, hay alternativas que respetan a los animales.
Y por supuesto, hay actividades totalmente no invasivas.
Consejos básicos para montar en elefante
- El primero y principal es que vale la pena gastar un poco más y montar un elefante en un lugar donde los traten bien.
- Zapatos que se puedan mojar. A menudo la excursión va acompañada de un baño en el río a lomos del elefante.
- Bañador y / o ropa de secado rápido. Por el mismo motivo es conveniente utilizar ropa que seque rápidamente. Habitualmente los elefantes cogen agua con la trompa y se la tiran entre ellos y también a los jinetes.
- No montes con silla. La silla se coloca en la espalda, si vas sin ella te montarás en el cuello, que es mucho más robusto, con lo que el animal lo lleva mejor.
- Montarlos es ligeramente incómodo. La cabeza y la espalda están a la misma altura, y a menudo tienes la impresión de que saldrás despedido hacia delante. Agárrate bien con las piernas y pon tu peso atrás.
- Lleva pantalones largos. Es casi imprescindible usar pantalones largos. Sus pelos son duros y fuertes, y si vas en pantalón corto te los vas a clavar en las piernas.
- Nunca te pongas detrás de un elefante. Como con la mayoría de animales, prefieren ver lo que tienen delante, y si te pones detrás pueden creer que se trata de una amenaza.
- Tienen la piel delicada. Aunque la notes rugosa y fuerte, su piel es sensible. Agradecerán las caricias.
Nuestra experiencia con los elefantes en Laos
Mientras viajábamos por libre en Laos, nuestra experiencia empezó como todos los tours: nos vinieron a buscar al hotel y nos encontramos con unos desconocidos con los que, al comienzo, siempre hay esa sensación rara de desconfianza.
En el minibus intenté romper el hielo con el que aún creo que es el juego de palabras más ingenioso que nunca se me ha ocurrido en inglés. Pero solo uno de mis dos amigos (y este autor) se rió. El resto de acompañantes ignoraron el comentario. Incluido el otro amigo, con quien desde ése día ya no me hablo.
La cosa es que el guía nos preguntó como estábamos, y yo le respondí: elephantastic. A mí me hizo mucha gracia, pero tuve poco éxito.
En fin, la cosa siguió. Fuimos al santuario, conocimos a los animales, los pudimos tocar y nos enseñaron algunas instrucciones básicas como adelante, atrás, para, y todo eso. Solo recuerdo Pai, que era avanza.
Nos subimos a los animales a través de unas tarimas elevadas. Nos contaron que les cuesta mucho agacharse y levantarse, y que algunos no pueden hacerlo.
Tras subirnos sobre los elefantes empezamos un recorrido por el bosque y terminamos en un río, donde los elefantes se bañaron, les bañamos, y fuimos bañados.
Durante el trayecto, al montarlos en el cuello te inclinas ligeramente hacia delante, y a veces parece que vas a salir despedido, pero es solo una sensación. Lo único que debes hacer es inclinar tu peso hacia atrás.
Por supuesto montamos sin silla. Es mejor para ellos, y no es tan incómodo como pueda parecer. Su paso es lento, y el cuello, además de ser más fuerte, es ancho.
Eso sí, en la cabeza tienen pelos gruesos. Si vas en pantalón corto saldrás con las piernas enrojecidas.
De regreso les dimos de comer, y comimos nosotros también.
Nuestro tour siguió por la tarde con algo totalmente ajeno a los elefantes, a los que se llevaron y ya no vimos más.
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