Llegamos a Pingyao (平遥) y salimos de la estación de tren conscientes que habíamos dejado atrás una de las grandes urbes de China, y esperábamos algo más rural. Pero la misteriosa nube de polución que nos siguió casi permanentemente en los primeros días de viaje seguía allí cuando pusimos los pies en el exterior. Fue una bofetada de industrialización en nuestras ansias por mezclarnos con un ambiente más bucólico y menos turístico.
Con lo de “menos turístico” tampoco acertamos mucho, porque Pingyao es justo lo contrario. Pero al menos, sí nos sentimos orgullosos de ser unos de los pocos orientales que acertaban a ir. Favorece el creciente fervor por esta peculiar ciudad, el hecho que esté entre Pekín y Xian. Ello hace que se convierta en parada intermedia de dos de los puntos más turísticos del país.

Vista de Pingyao desde la muralla
Pingyao es una ciudad hermosa, con una arquitectura tradicional China bien conservada, si bien ha sido objeto de restauración generalizada, y se distinguen con facilidad las partes restauradas de las que no lo han sido.
Además fue una ciudad próspera, y llegaría a convertirse, alrededor del año 1700, en el centro económico y financiero de China. De hecho, en ella puedes encontrar el lugar que constituyó sede del primer banco chino.
Al ir llegando a la ciudad tienes la impresión que vas viajando en el tiempo, y al poner los pies en las calles sientes realmente que estás en otra época.
La ciudad está rodeada de murallas de más de 10 metros de altura, con torres construidas al estilo arquitectónico tradicional chino cada tantos metros, que superan la altura de las murallas otros 5 metros. En las que eran las principales entradas de la ciudad hay elementos defensivos más gruesos y consistentes.

Yo, bebido, intentando tocar la punta de la torre
Los romanos no fueron los únicos que planearon el crecimiento urbanístico de las ciudades, y al igual que los inventores de los calamares rebozados, los chinos construían las ciudades siguiendo un eje Sur – Norte, con calles rectas y perpendiculares. Así lo hicieron también en Pingyao.
La arquitectura tradicional se repite en toda la ciudad: adoquines en el suelo y casas de ladrillos grisáceos, con los omnipresentes clásicos tejados convexos de formas elegantes.
Las calles principales, repletas de tiendas enfocadas al turismo, contrastan con las callejuelas estrechas, por las que transitan algún turista perdido y varios habitantes dirigiéndose a sus asuntos.
Por otro lado, el acceso a Pingyao en vehículo está restringido, y sólo acceden motocicletas eléctricas, si bien, temprano por la mañana y muy tarde por la noche permiten la entrada a otros tipos de vehículos destinados a proveer a los comercios.

Casa fuera de la zona más concurrida
Todo en conjunto, hace de Pingyao una ciudad agradable para pasear, con lugares y rincones de belleza singular esperando ser captados por cualquiera que quiera fotografiarlos. O poner morritos mientras se hace un selfie.
Las calles de más interés, y por lo tanto, de más tránsito, no son muchas, por lo que si te apetece alejarte de la multitud, te vas a encontrar lugares desiertos bastante menos restaurados, y por lo tanto, más genuinos. Está bien andar un poco por esta parte de la ciudad, pero precisamente porque hay pocas cosas de interés, vas a terminar por deshacer el camino.

Fuera de las calles principales hay incluso lugares abandonados
Cuando anochece, Pingyao adopta otra forma. Otros colores. La luz intensa del día deja paso a tonos suaves, afamados pora los amantes de la fotografía. Se encienden un montón de luces dentro de lámparas rojas típicas, que dan a las calles una calidez especial. También los locales cuidan la iluminación, y consiguen hermosos efectos.
Es habitual que cuando se esconde el sol la gente salga a relajarse, cenar, o tomar una copa. La mayoría de restaurantes y locales tienen música en directo con grupos o solistas de calidad variable. Todos cantan canciones populares de la música actual china, pero también alguna canción occidental. El ambiente es relajado y agradable, pero conviene intentar conseguir sitio con antelación, porque los lugares se llenan.

Calle al anochecer
Aunque si buscáis ambiente nocturno, Pingyao no es vuestra lugar. Fuera de la ciudad antigua encontraréis algo más animado. Pero dentro, los locales cierran temprano. Sobre las 23:00, máximo 24:00 horas.
Nuestra opción para rematar la noche fue comprar alcohol en una destilería y tomárnoslo tranquilamente en el patio del alojamiento, con unas tacitas con la cara de Mao Zedong.
Cosas, hasta ese momento, nos pasaron varias, pero en Pingyao recuerdo con especial cariño una anécdota. Estábamos en el alojamiento decidiendo donde cenar. Decidimos preguntarles a las chicas de recepción, y en ese momento estaba con ellas un amigo o novio de alguna de las dos. El chico era propietario o hijo del propietario de un restaurante, y nos invitó a ir. Nos esperábamos cenar con ellos. Pero nos sentaron en una mesa solos los 4. Se sentaron un rato con nosotros, pero rápidamente nos dejaron comer a la nuestra. Sólo de vez en cuando se acercaban para preguntar qué tal iba.

Mesa y herramientas para aprender caligrafía china
El lugar era una mezcla entre galería de arte y restaurante, muy curioso, e interesante. Creo que, de alguna forma, también hacían cursos para aprender a pintar, a hacer caligrafía china, y cosas parecidas, porqué había una gran mesa con pinceles, papeles y caracteres chinos pintados. La comida fue deliciosa, y el lugar no parecía barato precisamente, pero no nos dejaron pagar.

Cuadros expuestos en el lugar donde nos invitaron a cenar
Como ya he comentado en algún otro artículo, encontraréis chinos realmente maleducados. Y es que a muchos no les gustan los extranjeros. Anécdotas de ésas también las hay. Pero por contra, otros, son totalmente hospitalarios con el turista, hasta el punto que te sientes abrumado. En su sentido de la hospitalidad, el huésped no debe pagar nada. Y aunque es de buena educación discutir quien paga, os querrán invitar siempre. Aunque discutan, también es conveniente invitarles alguna vez. En las diferentes escenas que nos fuimos encontrando, siempre intentamos corresponder de alguna manera cuando nos invitaban, por eso tan de aquí de hacer “una ronda cada uno”, y nunca sabré si se lo tomaron mal o no. En mi opinión, y aunque se esfuercen en invitarte, también es de buena educación, si sale la ocasión, invitarles alguna vez.
Cómo llegar a Pingyao
Los trenes bala llegan a las principales ciudades del país, y entre ellas está Pingyao.
Desde Pekín hay varios trenes rápidos que viajan en el tiempo hasta la ciudad antigua, con un coste de unos 30.€, y con una duración aproximada de 4 horas.
También cabe la posibilidad de tomar trenes menos rápidos que hacen el mismo trayecto pero con una duración de unas 10 u 11 horas, con un precio mínimo también menor: desde 14.€. En este tipo de trenes puedes escoger una cama, pero el precio pasa a ser el mismo que el asiento del tren bala.

Detalle de unos tejados de Pingyao
Revisa bien tu estación de salida, porque desde Pekín a Pingyao, salen trenes desde la estación de Beijing (a secas, 北京火车站) y Beijing West (北京西站). En principio, si es un tren rápido, debería salir de Beijing West, y si es menos rápido de la estación central, Beijing. Pero insisto: revísalo.
Tomar un tren nocturno y dormir durante la noche te permitirá ahorrarte una noche de hotel y viajar de noche, con lo que, a la práctica, ganas tiempo. Pero vaya, es una cuestión de gustos y de prioridades a la hora de organizar el viaje.
Donde alojarse
Nos alojamos en el Fly by Knight Pingyao Courtyard, un lugar muy recomendable y a buen precio.
Está dentro de la ciudad antigua, y a unos 200 metros de las calles principales.
Si te estás preguntando si alojarte dentro o fuera de muralla, no lo dudes y hazlo dentro. El precio no difiere tanto y la sensación es mucho más agradable. Además puedes ir andando a todos sitios.
Si quieres mirar alternativas, puedes mirar otros alojamientos.

Restaurante iluminado coloridamente
Precios y Horarios
La ciudad de Pingyao en sí no tiene horario ni se debe pagar entrada para recorrer sus calles, pero si quieres visitar algunos edificios interesantes (y también tener acceso a la muralla), sí debes pagar unos 20.€ por persona, la mitad, como de costumbre, con el carnet de estudiante. Como ya advertíamos en el artículo sobre Recomendaciones Generales para Viajar a China, hacerse el carnet de estudiante es una buena idea.
Las entradas se compran en distintos puntos de la ciudad, y en tu alojamiento puedes pedir información y te van a facilitar un mapa donde se señalan los lugares donde se venden las entradas, y también los principales puntos de interés.
Por lo que respecta a los lugares visitables, el horario es de 8:00 a 18:00.
Qué ver en Pingyao
Las cosas que ver en Pingyao pueden visitarse en un día completo yendo un poco a la idea, pero ten en cuenta para ello los horarios de apertura y cierre. Quizás dos días permiten ir un poco más relajado y entrar en todos o en casi todos los lugares de interés, y hacerte todas las fotos que quieras. Quizás incluso te sobre tiempo para visitar alguan cosa fuera de la ciudad antigua. Como el Templo Budista de Zhenguo, a 12 km de la ciudad.

Mapa Pingyao
Antigua Muralla de Pingyao
La muralla que circunda la ciudad es en sí misma una atracción. Sus doce metros de altura y sus más de 70 torres defensivas la convierten en un hermoso espectáculo.
Tiene una geometría casi cuadrada, y en los lados Este y Oeste, la muralla guarda simetría.
Y los chinos, con su peculiar imaginación, al igual que dicen que el Palacio de Verano se asemeja a un melocotón, dicen de Pingyao que sus murallas recuerdan una tortuga.
Las murallas tienen una antigüedad de 2700 años. Imaginar las cantidades de vidas y situaciones que han visto transcurrir da vértigo. Estaban allí y seguirán allí cuando todos hayamos muerto, y cuando los ordenadores dominen el mundo. O bien la apocalipsis zombie nos sorprenda.

Torre defensiva y parte sin restaurar de la mualla
Se puede subir y transitar alrededor de la muralla de Pingyao en algunos puntos. Ello ofrece un hermoso espectáculo de techos bajos, ondulados, y de colores grises. Solo hace falta imaginarse a uno mismo con una lanza en la mano, y ya has viajado en el tiempo 1500 años por lo menos.
También es altamente recomendable salir al exterior por alguna de las puertas de la ciudad y ver la muralla desde fuera. Se observa mucho mejor su espectacularidad.

Uno de los puntos de acceso a la muralla
Primer Banco Chino
Fue fundado a principios del siglo XIX.
Lejos de la actual concepción actual de los bancos, el primer banco chino no tenía ordenadores ni calculadoras, y todas las operaciones se hacían en papel y con la ayuda del ábaco.
El Banco permitía hacer operaciones como depósitos, préstamos, o cambio de moneda.
En el transcurso de la visita, transitas por diversas habitaciones con rótulos en chino y en inglés que explican la actividad de cada sala.
Compañías de Seguridad
También se les podría llamar vigilantes o incluso mercenarios.
La prosperidad de la ciudad y la existencia de importantes cantidades de plata u oro que debían ser desplazadas de un sitio a otro, en ocasión de transacciones financieras, conllevó la necesidad de proteger el tránsito.
Así que, como paso lógico, se asentaron en la ciudad diversas compañías destinadas a proteger los cargamentos.

Patio de entrenamiento en un edificio de una Compañía de Seguridad
Las Compañías de Seguridad eran auténticos pequeños ejércitos. Sometían a sus empleados a un entrenamiento militar y los adiestraban en el combate cuerpo a cuerpo y en el uso de todo tipo de armas. Existían en la ciudad numerosas “empresas” dedicadas a este negocio, y se puede entrar en varios edificios donde tenían su sede algunas de estas Compañías.
Cuando visitas las edificios de las Compañías de Seguridad, te confundes con algún tipo de escuela de artes marciales, pero en aquella época esto último era necesario para desempeñar lo primero.

Fotos en una Compañía de Seguridad
Los lugares visitables contienen diversas cámaras, donde hacían vida los trabajadores de la Compañía. Así como un patio donde se ejercitaban, y diversas fotografías de los luchadores posando. Por supuesto que los que posaron ya eran los últimos miembros, porque cuando empezó el negocio ni siquiera había cámaras fotográficas.
Mansión Qiao
El lugar fue decorado de la película traducida al español como “La Linterna Roja”, y se trata de una mansión que era la vivienda de una familia de la alta sociedad.

Detalle de la Mansión Qiao
Se pueden ver en ella las estancias y la distribución típica de una casa antigua, si bien, obviamente, no todos los habitantes de la ciudad tenían esas comodidades.
Está compuesta por 60 patios y más de 300 habitaciones, y a vista de pájaro la Mansión recuerda el carácter chino que simboliza la prosperidad y la felicidad.
Calle Ming-Qing
También llamada South Street, es quizás la calle más emblemática de la ciudad, con una espectacular torre en medio, llamada Torre del Mercado, que es el edificio más alto de la ciudad.

Torre del Mercado en la calle Ming Qing
Actualmente se asientan multitud de tiendas destinadas a la venta de objetos turísticos (también antigüedades), pero en la época gloriosa de la ciudad, abundaban las Compañías de Seguridad, casas de empeños, etc.
Gobierno de la Ciudad
En la Calle Ming-Qing destaca un extenso edificio que se destinaba al gobierno de la ciudad. Como antiguo centro económico de China, la actividad era vibrante, por lo que no es de extrañar la extensión del edificio, uno de los edificios de gobierno más grandes de la antigua China.
Allí se impartía justicia y se dirigían los demás asuntos políticos.
Templo de Confucio
La figura de Confucio y sus enseñanzas son todavía admiradas y seguidas en China.
El Templo de Confucio en Pingyao es uno de los mejor conservados del país.
Dentro del edificio se desarrollan diversas salas con funcionalidades distintas, tales como la antigua biblioteca, el lugar donde se hacían sacrificios, etc.

Entrada al Templo Chenghuang
Templo del Dios de la Ciudad o Templo Chenghuang
Dentro de un templo se engloban varios interconectados entre ellos.
Se trata de un Templo Taoista construido hace unos 1.000 años, y que es de los mejor preservados de China.
Dentro encontrarás figuras representativas tradicionales y hermosos y coloridos murales. Además de elaborados trabajos en madera y esculturas antiguas.

Entrada al Templo Chenghuang desde otra perspectiva
Destacan también las coloridas decoraciones de esmalte de los techos, que lo convierten en un verdadero espectáculo bastante excepcional.

Interior del Templo Chenghuang
Destilerías
Como negocio tradicional de la ciudad también abundan las destilerías, donde venden un licor típico de sabor dulzón y color amarillo oscuro. Los hay de diferentes aromas, con intensidad de alcohol variable, y también desde algunos más dulces a otros más secos.
Si entráis en una de estas destilerías, y aunque no tengáis intención de comprar, os van a dejar probar varios tipos de licor. Eso sí, será en una especie de dedal que no os dará para embriagaros, sólo para probarlo.
El alcohol se guarda en grandes tinajas de cerámica envueltas en cintas rojas. Ni que sea por el espectáculo de ver una destilería china, merece la pena entrar en alguna de ellas. Aunque también es cierto que hay un importante componente de maquillaje turístico. Inevitablemente.
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