Pamplona es la capital de Navarra, reino histórico de la península ibérica que terminó formando parte de España, pese a que consiguieron, por suerte y/o habilidad, conservar sus propias leyes.

Es una región rica en leyendas e historias, empezando por su nombre que se dice debido a un general romano, siguiendo por las luchas de vecinos entre sus 3 burgos allá por el 1400 al más puro estilo Aquí no hay quien viva pero con espadas, la simbología de su bandera que resulta crucial para entender el país desde una perspectiva moderna, o por matices más mundanos como los hechos ocultos tras el Monumento a los Fueros.

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Tampoco entenderíamos la Pamplona actual sin la influencia de Ernest Hemingway, quien fue su mejor y mayor embajador, y la convirtió en mundialmente conocida. Algunos le atribuyen también un mérito al blockbuster Knight and Day, aunque su mezcla entre Sevilla y San Fermines resulte infame.

Ahora iremos al grano, pero al final prometemos contarte la historia sobre la bandera, que personalmente nos parece curiosa y educativa.

También nos gustaría ahondar en el lado oscuro del Monumento a los Fueros, donde se mezclan amor, envidia, perjuicios sobre la clase social, hijos legítimos e ilegítimos y una historia más propia de una película de sábado por la tarde. Sé que te encanta el morbo. Pero será más prudente dejarlo para otro artículo, a riesgo de descentrar al lector de la finalidad de este post, que no es otra que enumerar las mejores cosas que ver y hacer en Pamplona.

Pues eso, Pamplona es una ciudad maravillosa, completa (solo le falta el mar), con jardines y parques, con un bonito casco antiguo, y con una fabulosa ruta de pinchos y vinos.

Como es una ciudad de unos 200.000 habitantes no es extraordinariamente extensa, y su parte vieja puede recorrerse fácilmente a pie.

Por ello, Pamplona puede verse en un único día, dedicándoselo entero. Y sí, también podrías pasarte un fin de semana, o dedicarle más tiempo y aprovechar para visitar otros lugares alrededor, pero un día es suficiente para visitar la ciudad.

Lugares imprescindibles de Pamplona

Los lugares que no te puedes perder en tu visita si tienes previsto dedicarle solo un día a la ciudad.

Pasear por el casco antiguo

Sin duda, una de las mejores cosas que hacer en Pamplona es pasear por su casco antiguo, dejarse llevar y recorrer las calles animadas repletas de tabernas y restaurantes.

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Plaza del Castillo

Al contrario que otras ciudades, las calles del casco antiguo de Pamplona son largas y bastante anchas, por lo que es difícil perderse y, resulta sencillo trazar un mapa mental y andarlas minuciosamente.

Para tener un contacto más estrecho con la ciudad, y conocer sus historias y leyendas, es una muy buena idea hacer este tour gratuito. Nosotros lo hicimos y la experiencia fue fantástica. Hecho por profesionales con un esmerado conocimiento de la ciudad, e incluso con equipo de audio. Realmente merece la pena.

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Ayuntamiento de Pamplona

Otra visita mítica y obligada es la Plaza del Ayuntamiento. Seguro que te va a parecer decepcionantemente pequeña, y esto porque vista en televisión, atestada de gente, parece mucho más grande.

Aunque las puertas del Ayuntamiento estén siempre abiertas, el acceso no está permitido.

Lo que sí podremos contemplar es la pintoresca fachada de estilo rococó, inevitablemente ligada al chupinazo ceremonial que marca el inicio de los San Fermines.

Ayuntamiento Iruña

Ayuntamiento de Pamplona

La historia tras la ubicación del Ayuntamiento en este concreto enclave también tiene su curiosidad (me gustaría mucho dilatarme y contarte más cositas, y me está costando la vida contenerme…), pero para no alargar el artículo hasta el aburrimiento, te invito a buscar información al respecto.

Aunque la plaza es pequeña, lo cierto es que resulta vistosa y bonita, y tiene un par de bares donde tomar un café disfrutando de vistas a un precio estratosférico.

Plaza del Castillo

Situada en el centro de la ciudad, la Plaza del Castillo es una especie de lugar de convergencia de todas las calles del casco antiguo.

Además de las fachadas de las casas a su alrededor, es mítico el Café Iruña, el más antiguo de la ciudad. Conserva en su interior la decoración de unas décadas atrás, lo que le da un aspecto bohemio.

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Plaza del Castillo

En él se apostaba frecuentemente Hemingway, acomodado en la barra. En una sala adyacente hay una estatua del popular escritor ganador del premio nobel, a tamaño real.

En contra de lo que pueda parecer, los bares y restaurantes alrededor de la plaza, tiene precios parecidos al resto de la ciudad vieja.

Por cierto, se llama Plaza del Castillo pero actualmente no hay ninguno, aunque lo hubo antiguamente. Fue destruido y devorado por la ciudad cuando se construyó la Ciudadela, más adecuada a las innovaciones militares.

Catedral de Pamplona

Aunque la Catedral de Pamplona es una de las mejores cosas que ver, su exterior fue construido con un dudoso gusto, hasta el punto que ha sido objeto de numerosas burlas y críticas. El mismísimo Víctor Hugo pidió que fuera bombardeada.

Pero, en contraste, cabe decir que su interior es realmente bonito y solo por su claustro, del que se dice que es uno de los mejores claustros góticos del mundo, merece la pena pagar la entrada.

El acceso tiene un coste de 5€ para los adultos, y hay precios distintos para niños, peregrinos, etc.

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Catedral Pamplona

Abre diariamente a las 10’30, y programa visitas guiadas.

Es posible subir a su campanario, aunque las plazas están limitadas, y desde arriba tendrás las mejores vistas de la ciudad.

Consulta horarios y precios completos en la web oficial.

Iglesia de San Saturnino

¿Recuerdas la sensación cuando te dijeron que los Reyes Magos no existían y eran los padres quienes dejaban los regalos?

Pues lo sentimos por ti, pero el patrón de Pamplona es San Cernín, también llamado San Saturnino, no San Fermín.

Y ahora que un golpe de realidad ha sacudido tu cabeza, te contaremos el porqué de la relevancia histórica de San Saturnino y porqué es una de las mejores cosas que ver en Pamplona.

Construida en el antiguo burgo de San Cernín, pretendía evitar que los habitantes de este burgo tuvieran que desplazarse hasta la Navarrería para ir a misa, y también tenía funciones militares y defensivas. Como manda la tradición los vecinos se llevaban a palos.

Muy cerca, en la encrucijada de las calles Mayor, Jarauta y San Saturnino, está el pozo donde el santo bautizó a los primeros cristianos, entre ellos (ahora sí) San Fermín, que se cree que fue el primer obispo de la ciudad.

Iglesia San Saturnino

Iglesia de San Saturnino o San Cernín

Del lugar sagrado destacan sus altas torres, su atrio porticado y la belleza del arco de acceso. Dentro, la Virgen del Camino y unas planchas numeradas en el suelo… que realmente son tumbas. Hay 235.

  • Lunes a Sábado de 9:15 a 12:00 y de 18:00 a 19:30

  • Domingos y festivos  de 10:00 a 13:30 y de 18:30 a 19:30

Es una iglesia 2.0 y tiene web con información completa. La página está francamente bien trabajada, con fotos e información completa. Tanto si te interesa conocer detalles de la construcción, o si una vez visitada alguna cosa despierta tu curiosidad, ahí se explica.

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Pozo cercano a San Cernín

Iglesia de San Nicolás

Los vecinos en discordia eran 3, y estos también tenían su iglesia/fortaleza, y en este caso era San Nicolás.

La encontrarás en el Paseo de Pablo Sarate, y su función militar es bastante más evidente, con una torre con claras funciones militares.

Al igual que la anterior, el suelo también tiene numerosas sepulturas, de las que llaman la atención las más cercanas al altar, decoradas con los escudos de armas de las familias nobles que una vez enterraron ahí a sus antepasados.

También tiene página web, muy ilustrativa, pero menos trabajada que la anterior.

De todas formas, si a raíz de tu visita hay cosas que quieres conocer de su historia o curiosidades, ahí puedes conocerlas.

Monumento a los Fueros

El Monumento a los Fueros tiene una notable significación histórica, y por ello es una de las cosas que debes ver en Pamplona.

Fue construido a finales del siglo XIX como conmemoración a la movilización política y ciudadana que evitó la abolición del régimen fiscal y leyes propias navarras.

Monumento a los Fueros

Monumento a los Fueros

Los textos, en euskera y en castellano, son toda una declaración de intenciones. También hay una inscripción en caracteres íberos, que también podrían ser vulcanianos.

Las esculturas de la parte baja simbolizan la paz, el trabajo, la justicia, la autonomía y la historia. Y la situada en la parte superior, que es la que originó el sarao, sujeta una cadena rota con una mano (relacionado con la bandera de Navarra), y la Ley Foral con la otra.

Ir de Pinchos por Pamplona

La cultura da hambre, y si andáis por la ciudad os mereceréis un alto y disfrutar del único y real motivo de la visita, y de una de las mejores cosas que hacer en Pamplona: comer pinchos y beber zuritos.

Los lugares de pinchos en Pamplona se centran alrededor de la Plaza del Castillo, y principalmente en la calle Estafeta y en la calle San Nicolás.

Los que no estamos acostumbrados a los pinchos nos quedamos con los que hay en la barra y pedimos cualquiera de ellos, pero esto es un error.

Cada local suele tener su especialidad o su pincho popular, y estos suelen ser calientes y no se presentan en la barra. Así que tienes dos opciones para probar pinchos verdaderamente buenos: preguntar al camarero cual es la especialidad, o qué tienen de pinchos calientes, o bien intentar pasar desapercibido tomando una caña o una copa de vino, y cuando escuches a dos o tres personas pedir la misma tapa, pedir ésa. La última opción permite pasar desapercibido y mirar con desdén al turista.

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Monumento al Encierro

Aunque no sea un lugar de pinchos, en el Paseo del Redín, detrás de la Catedral de Pamplona, está un lugar de esos con encanto llamado Mesón del Caballo Blanco. Se trata de un bar restaurante reconstruido con piedras antiguas que correspondían a una iglesia. Tiene buenas vistas y una terraza maravillosa que suele estar llena.

Además, justo a su lado encontrarás el popular pasadizo elevado.

Finalmente, también se merece una visita el ya citado Café Iruña: por su antigüedad, su decoración, su hermosa fachada y la persistente presencia de Hemingway.

Recorrido por los encierros de San Fermín

Como no, otra cosa popular e imprescindible que hacer en Pamplona es recorrer el camino de los encierros.

El camino empieza en la calle Santo Domingo, sigue hasta Mercaderes para luego girar por Estafeta y gira ante la sede de Telefónica para dirigirse a la Plaza de Toros.

En total algo menos de 1 km.

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Imagen de San Fermín

Los corrales se sitúan al comienzo de la calle Santo Domingo, están abiertos durante todo el año y pueden visitarse. A pocos metros es donde se apostan los primeros corredores, a una distancia prudencial de la salida para que los toros puedan coger velocidad. Y allí está la figura de San Fermín a la que cantan los corredores antes de salir.

A la salida del corral, a la izquierda, también hay un mural con los 3 burgos que fueron lugares independientes y que se unieron para convertirse en Pamplona.

También relacionado con los encierros, aunque no en el recorrido, está el Monumento al Encierro, situado en la confluencia de las calles Roncesvalles y Carlos III.

Ciudadela

La Ciudadela de Pamplona es hoy un parque y zona ajardinada, pero fue una imponente estructura militar construida sustentándose en las nuevas ideas militares surgidas durante el renacimiento.

Fue considerada plaza fuerte (destinado a la protección, también, de la población) hasta que prácticamente cayó en desuso.

Ciudadela de Pamplona

Ciudadela de Pamplona

Fue conquistada pocas veces, y una de ellas por Napoleón y a través de una artimaña que convirtió a los pamploneses en los seres más cándidos del planeta.

Resulta que soldados de Napoleón, con el pretexto de conquistar Portugal, pasaron por España, y algunos pararon en Pamplona. Simularon una guerra de bolas de nieve entre ellos, y al ver que se divertían los navarros que vigilaban la Ciudadela se les unieron en el juego. No obstante era todo una estratagema, y cuando los guardias de las puertas estuvieron distraídos, los franceses aprovecharon para entrar y tomar la Ciudadela.

De risa, pero cierto.

Fortín de San Bartolomé y otros baluartes

La Ciudadela era una fortificación de la ciudad, pero la ciudad propiamente también tenía murallas que la protegían.

Queda una parte importante de estas murallas, y algunos tramos están bien conservados.

Hay diferentes baluartes: el Fortín de San Bartolomé, el Baluarte de Labrit, el Baluarte del Redín… son como pequeños castillos fortificados desde donde se defendía la ciudad en caso de ataque o asedio, y que aún se conservan.

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Fortín de San Bartolomé

Lo más interesante, además de la propia construcción, es que disponen de pantallas táctiles interactivas, e información muy gráfica y visual sobre lo que eran estas construcciones, su evolución, su uso, etc.

Bastante educativo y una de las mejores cosas que hacer en Pamplona, aunque no hace falta visitarlos todos. Con ver uno o dos te haces una idea.

El acceso al público es gratuito, pero con horario de apertura y cierre:

  • Lunes a Sábado de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00

  • Domingo de 10:00 a 14:00

Otras cosas que ver en Pamplona

¿Tienes más tiempo, o vas rápido en tu recorrido por los lugares imprescindibles? Tienes más por hacer:

Portal de Francia o de Zumalcarregui

Antiguamente había distintos portales a través de los cuales se accedía a la ciudad, de los que hoy solo quedan 3.

El único auténtico y que permanece en el mismo lugar (tras 500 años desde su construcción), es el Portal de Francia o de Zumalcarregui, que es también la puerta por donde acceden los peregrinos del Camino de Santiago.

Portal de Francia Zumalcarregui

Portal de Francia o de Zumalcarregui

Dispone de un puente levadizo sin utilidad práctica, pero sí decorativa.

Archivo Real de Navarra

Se trata del edificio más antiguo de la ciudad, y un lugar interesante que ver en Pamplona.

Fue residencia de reyes, virreyes y altos cargos, desde donde se dirigía Navarra.

Archivo Real de Navarra

Archivo Real de Navarra

En su interior, sin necesidad de acceder al recinto, hay una ilustrativa maqueta de Pamplona, que permite, de una manera más sencilla, imaginarse la configuración de la ciudad en años pasados.

Museo de Navarra

Un recorrido por el arte surgido en Navarra desde la prehistoria hasta los tiempos modernos, pasando por la presencia romana.

Destaca un retrato pintado por Goya.

Las exposiciones temporales son gratuitas, para las permanentes hay que pagar tan solo 2€, y abre:

  • De Martes a Sábado de 9:30 a 14:00 y de 17:00 a 19:00

  • Domingo  de 11:00 a 14:00

Parques y Jardines

La ciudad se jacta de ser una de las más verdes y con uno de los mayores ratios de árbol por habitante de España, así que no te extrañe que incluyamos algunos parques en esta lista de cosas que ver y hacer en Pamplona.

Un parque es un parque, y habrás visto muchos, y si quieres ver Pamplona en un día no te aconsejamos que lo pases paseando por ellos.

Si por el contrario vas a estarte más días, si hace calor y te apetece descansar tranquilamente a la sombra de algún árbol, o si simplemente te gusta un poco de contacto con la naturaleza, en Pamplona hallarás muchos lugares donde descansar tus posaderas sobre verde.

Destacan, además del parque de la Ciudadela al que ya hemos hecho referencia, la Taconera o el Parque Yamaguchi, de inspiración japonesa y llamado así porque ambas ciudades están hermanadas.

Parque de Yamaguchi

Parque de Yamaguchi

Festividad de San Fermín Txiquito

A finales de septiembre tienen lugar las fiestas llamadas de San Fermín Txiquito.

Son las preferidas por los locales porque no hay la aglomeración aberrante de personas que caracteriza San Fermín grandote. No hay toros, pero si el jolgorio y la diversión de las fiestas populares.

Pamplona, ¿cuantos días?

Puedes ver Pamplona en un día, sin problemas.

Como ya avanzábamos al comienzo, los lugares de mayor interés están cerca los unos de los otros, y no hace falta dedicarles muchas horas a cada uno.

Levantándote una mañana y recorriendo la ciudad durante el día entero para irte al día siguiente, es suficiente, si tu idea es simplemente ver la ciudad.

Si deseas aprovechar la estancia y empaparte de ambiente pamplonés, también da para dos días, pero si tienes previsto pasar más tiempo, es conveniente que estudies visitar otros lugares alrededor.

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Pasadizo elevado junto al Mesón del Caballo Blanco

Alrededores de Pamplona

Alrededor de la capital navarra hay lugares muy interesantes como el Fuerte de San Cristóbal (a las afueras de la propia ciudad), Artajona, la medieval Olite, Puente la Reina (por donde transita el Camino de Santiago), Noáin (con su espectacular acueducto o su Parque de los Sentidos), o múltiples parajes naturales.

Si tu hígado y tu sistema digestivo lo soportan, puedes visitar Logroño o hacer parada en San Sebastián, y seguir con la orgía de comida y bebida.

Aparcar en Pamplona

Al más puro estilo arcoiris, Pamplona tiene zonas azules, verdes y rojas.

La entrada de vehículos al casco antiguo no está permitida, pero puedes pedir el acceso temporal si vas a alojarte allí. Eso sí, tienes 30 minutos para entrar y salir o tendrás un maravilloso (y caro) recuerdo no buscado. Hay cámaras que graban los accesos y salidas, o sea que no hay alternativa al escaqueo.

Esta es la web oficial del Ayuntamiento a través de la que puedes pedir el acceso temporal y limitado por un plazo de 30 minutos. Es posible incluso descargarte una APP para gestionarlo.

Por ello, si vas a ir en coche a Pamplona, resulta muy recomendable que dejes el vehículo en un aparcamiento de pago. Hay varios en la ciudad, no muy alejados del casco antiguo. En esta web oficial puedes ver los aparcamientos y acceder a información adicional. Elige el más cercano a tu hotel.

A excepción de los días de San Fermín, el resto del año estos aparcamientos de pago son fácilmente accesibles, y su precio máximo por día no es exagerado: ronda los 12€.

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Otra opción razonable es llegar en tren. Te ahorrarás el jaleo de aparcar, y el viaje en este medio de transporte siempre es más relajado, al menos para quien no conduce.

Puedes ver y comprobar billetes de tren en esta web.

Dónde dormir en Pamplona

Como siempre, intenta evitar las calles de máxima afluencia como Estafeta o San Nicolás. Si te alojas dos calles más arriba o más abajo estarás igual de cerca y no tendrás ruido ni falta de sueño.

Lo ideal es alojarse cerca del centro histórico, tan cerca como puedas, y hay hoteles y alojamientos para todos los gustos y bolsillos.

En el top debemos poner el Hotel La Perla, en plena Plaza del Castillo, en cuya Suite 201 se dice que se alojaba Hemingway, aunque no está muy clara la certeza de la afirmación. Su habitación o supuesta habitación es de las más buscadas y de las más caras.

Entre los alojamientos más caros y lujosos están El Roblón de la Estafeta, un fantástico apartamento privado en pleno centro, o el Hotel Alma, un poco más apartado.

En un rango medio estarían por ejemplo el NH Pamplona, con una buena relación calidad – precio, o el céntrico Maisonnave.

Y para los ahorradores que quieren viajar barato, hay múltiples alternativas, como por ejemplo Pasadena o el Hostal Pamplona, de instalaciones modernas.

En fin, alternativas para dormir en Pamplona hay muchísimas, y puedes buscar por tu cuenta la que más te convenga en el mapa de debajo.



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Historia sobre la bandera de Navarra

De entre todas las anécdotas que se me ocurren para contarte, te cuento la de la bandera, que, no obstante, no es la más divertida. Discúlpame por mis principios, si no te gustan tengo otros.

Los hechos se remontan a la Batalla de Navas de Tolosa, relevante históricamente porque significó el principio del fin de la hejemonía árabe en la península ibérica.

Pues en la batalla, entre otros reinos cristianos de la península, estaban los navarros, cuyo rey era Sancho el Fuerte, quién de fuerte no solo tenía el sobrenombre porque se dice que medía más de dos metros de altura.

Pues el susodicho, que tuvo una participación relevante en la batalla y que debería resultar imponente físicamente, ataviado con su armadura, junto a otros 200 caballeros navarros, alcanzó el puesto de mando del califa An-Nasir, que era el máximo dirigente del ejército almohade.

Ello supuso un golpe moral a las tropas árabes, y un aliento de ánimo para los cristianos que ayudó a inclinar la balanza a favor de estos últimos.

Dice la leyenda, aunque la veracidad de este hecho concreto es más que dudoso, que el puesto de mando estaba guardado por una fuerza de élite de soldados que estaban encadenados para evitar que huyeran.

Al llegar, y según la leyenda, Sancho el Fuerte rompió las cadenas con su espada y se apoderó, también, de la esmeralda que adornaba el turbante del adversario.

De ahí, que la bandera navarra esté compuesta por cadenas con una esmeralda verde en el centro.

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