En nuestro Viaje a Vietnam no nos planteábamos llegar hasta Dalat. No por nada en particular, pero no habíamos leído demasiado sobre la ciudad e inicialmente no creíamos que mereciera estar en la lista de los Lugares imprescindibles que ver en Vietnam.
La cosa cambió cuando llegamos a Nha Trang.
El motivo que nos convenció fue practicar algún deporte de aventura, además de temperaturas mucho más frescas.
Dalat y su entorno montañoso, lleno de ríos de agua abundante, es ideal para practicar ciclismo, rutas en moto, barranquismo, rafting, etc.
Tras pedir información en distintas agencias, nos decantamos por hacer rafting, y la verdad es que la experiencia cumplió sobradamente las expectativas generadas. Desviarnos unos días de nuestra ruta prevista fue un acierto.
En este artículo te contamos como fue la excursión contratada, y la aventura de hacer rafting en un río turbulento y sucio. Que todos los miedos y las incertezas no te hagan dudar: si te decides a visitar Dalat no te arrepentirás, ya sea para practicar deportes de aventura o por ver una ciudad que es la favorita del turismo nacional.
Si quieres más motivos échale un ojo a Qué ver y hacer en Dalat, y verás que sobran razones.
La temeraria decisión de visitar Dalat
Todo empezó en un pub-discoteca de Nha Trang tras la ingesta y degustación de varias bebidas de ahora-bailo-mejor.
Cuando ya llevábamos un rato entablamos conversación con una pareja de belgas. Ella, una simpática chica rubia que decir que era guapa es quedarse muy corto. Él, un tipo alto y desaliñado llamado Desmond, que fue capaz de dejar que la chica se fuera sola al hotel mientras se quedaba bebiendo con nosotros.
Al empezar a beber juntos iba notablemente más ebrio que nosotros. Al terminar, él seguía igual y nosotros a punto del colapso. Sin duda parte de su atractivo era esa insultante resistencia al alcohol.
La cuestión es que Desmond nos habló de Dalat, de hacer barranquismo y de lo fascinante y espléndida que havia sido la aventura. Y nos convenció, en parte porque Nha Trang nos estaba decepcionando un poco.
Si vas a ir a la ciudad de la eterna primavera, como también se conoce a Dalat, puedes contratar el traslado privado desde el aeropuerto de Lien Khuong.
Rafting, Aventura y excursión en Dalat
Salimos de Nha Trang a media tarde, cuando ya habíamos superado la resaca, y llegamos a nuestro destino unas dos horas después.
Ése mismo días miramos varias agencias y nos decidimos a encomendar nuestra integridad física a Dalat Adventure Tours.
A la mañana siguiente nos pasaron a recoger tres jóvenes cachondos vietnamitas y otros dos turistas que harían la excursión con nosotros: un americano y un sueco. Lamentamos decir que no recordamos sus nombres, aunque seguramente ellos tampoco el nuestro. Desmond nos dejó tan cautivados, que únicamente éramos capaces de pensar en él.
En una furgoneta de 9 plazas con un remolque que transportaba una barca de goma, llegamos hasta un puente de una carretera secundaria.
Allí mismo, y por turnos, nos cambiamos de ropa en el interior del vehículo: nos pusimos trajes de neopreno y escarpines de goma (nosotros llevábamos, pero también podían facilitártelos ellos si no tenías).
Bajar la barca hasta el río tuvo su intríngulis. La orilla estaba cubierta de lodo y se te hundían los pies hasta el tobillo. No perder los zapatos era una verdadera proeza. La otra era no caerse de bruces. Pero todos superamos esta prueba.
Ya a punto de subirnos a la barca, nos enseñaron cuatro nociones básicas y cuatro instrucciones de derecha, izquierda, remos arriba y sobretodo qué hacer si nos caíamos al agua.
También nos dijeron algo que nos acojonó: había dos saltos de 7 y 11 metros de altura, aproximadamente. El de 11 metros podía esquivarse, el de 7 no. No había más remedio que saltarlo.
El sueco y el americano parecían mejor informados, eran más jóvenes y seguramente más inconscientes, y no pareció importarles. A nosotros se nos heló la sonrisa en la cara pero intentamos disimular lo mejor que pudimos.
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Los primeros rápidos del rafting en Dalat
No tardamos en darnos cuenta que aquello sería genial (salvo los saltos).
Nunca antes habíamos hecho rafting, y aunque los primeros rápidos nos parecieron notables, con algún salto que impresionaba un poco, no tuvimos ninguna mala sensación. Algún salto, alguien cayéndose en medio de la barca, pero en todo momento todas las actuaciones bien previstas y bien aconsejadas por nuestros guías, que se reían constantemente no sé si de nosotros o de nuestra diversión.
Primer salto de 7 metros
Y llegamos al temido momento.
Afortunadamente el traje de neopreno disimula si te haces pis.
Pero como que no había más remedio, y empujados por el menosprecio a la vida del sueco y el americano, saltamos al vacío desde arriba de la cascada.
Abrimos ahora paréntesis. A ver, sí, saltar al agua desde 7 metros tampoco es un gran riesgo vital, pero la cosa era el agua revuelta y turbia, y que no veías si debajo había piedras, troncos, palos o un kraken.
La cuestión es que aquello supuso una revolución vital, y nos cambió la forma de ver el siguiente salto.
A por el segundo salto
Nuestro rafting en Dalat siguió su curso, y tiro porque me da la corriente. Así llegamos al segundo salto, éste de 11 metros.
Ya habíamos ganado confianza en nuestros compañeros de aventura, y tanto el sueco como el americano estaban decididos a saltar. Debíamos estar a la altura y no mostrar temor. Se nos llevaron a Julio Iglesias, a Alejandro Sanz a Elsa Pataki… no podíamos dejar esto así.
Situados en el borde, el guía nos decía que saltáramos lejos… lo cual te hace dudar, y te dices ¿y dónde empiezan las piedras?
Quizás tú, lector, hayas hecho otros deportes de aventura, y esto te parezca incluso infantil, pero la sensación de lanzarse al vacío en un río revuelto y marronoso, y de no poder abrir la boca ni los ojos hasta alcanzar la superficie, fue pura adrenalina.
Al subir todos a la barca estábamos eufóricos, como llevados por una descarga eléctrica.
Fin del descenso por el río
Y siguieron los rápidos, pero ya lo eran menos tras pasar los dos saltos, y el río se volvió más manso.
Nuestros guías vietnamitas nos empujaban adrede contra árboles de la orilla para hacer el descenso un poco más emocionante.
Finalmente, alcanzamos el punto de bajada, nos duchamos en una casa y seguimos con alguna otra actividad prevista que, a pesar de que no era la principal, fue interesante.
Os lo contamos ahora.
Comida y Fábrica de seda
Acompañados de nuestros guías comimos todos en un restaurante familiar, bastante humilde desde nuestra concepción, pero de lo más auténtico, con buena comida típica vietnamita.
Luego seguimos el recorrido y paramos en una fábrica donde trataban los capullos del gusano de seda para obtener el tejido.
Era curioso que todas las máquinas estaban hechas de madera.
La anécdota del lugar fue que al final del recorrido te dejaban comer gusanos de seda cocinados.
El americano, acostumbrado a comer comida basura le pegó un bocado a uno, y me engañó vilmente diciendo “tasty“. A mi, como que me gusta poco probar cosas nuevas (sobretodo comida) por muy asquerosas que parezcan, me faltó tiempo para meter la mano en el bote, sacar un gusano de seda y masticar aquella mezcla horrible de tierra, humo y ceniza.
Me lo miré incrédulo y me dijo algo como “si te digo que está malo, no lo pruebas“. Y ahora comprenderás un poco más porqué decidí, inconscientemente, olvidar su nombre.
Destilería de licor de arroz
Otra parada del recorrido fue una rústica destilería donde trataban el arroz para conseguir licor de arroz, aquél destilado del que te hablábamos en Sapa, el mejor trekking de Vietnam, y al que llaman happy water.
El licor de arroz que preparan en Vietnam es parecido al saque: fuerte, con mucho alcohol, pero de sabor suave, incluso dulce.
Cuando vimos como se producía ya lo habíamos bebido, y el único motivo por el cual no cogías ninguna infección es porque lo debe matar todo.
El arroz fermentaba en el mismo suelo, sobre lonas de tela, y tras un tiempo de maduración el preciado y precioso líquido caía gota a gota desde unos depósitos hechos de tocho y cemento. Nada de inoxidable.
Alguna otra visita
Al final de nuestro recorrido visitamos también una cascada, aunque honestamente no recordamos su nombre.
Como puedes valorar, todo en conjunto la experiencia fue completa: emoción y aventura del rafting, conocimiento de lugares auténticos y vistas del paisaje de la región.
Recomendamos encarecidamente que pruebes la experiencia con Dalat Adventure Tours, ya sea rafting, barranquismo, o cualquiera de las otras experiencias que ofrecen.
Si quieres otras alternativas, también puedes mirar estos tours y excursiones:
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Photo Credits (Creative Commons License): Patrick M Loef – Gusanos de seda; Jols – Máquina de fabricar seda
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