China se ha convertido en un gigante, pasando en poco tiempo de ser un país subdesarrollado a una potencia mundial.
Viajar a China es una experiencia fascinante por su historia milenaria, pero también a veces ingrata para el viajero occidental.
No es un país muy avezado al turismo, y salir de las rutas turísticas clásicas resulta algo más complicado por la dificultad idiomática y su indescifrable alfabeto.
No obstante nada es imposible, y con la información adecuada, con tiempo y paciencia, se puede recorrer sin problemas.
Por otro lado, China guarda tesoros que uno debería ver, como la Gran Muralla, los Guerreros de Xi’an o la ciudad de otra época de Pingyao. Además de las monumentales construcciones vinculadas a la figura del emperador, como la Ciudad Prohibida, el Palacio de Verano…
Por todo ello y mucho más el país se merece la visita.