Polonia, como lo conocemos hoy día, fue objeto de codicia por sus poderosos vecinos. Desde el Imperio austrohúngaro, pasando por Alemania o Rusia.
A pesar de ello, el orgullo y el sentimiento de la nación polaca sobrevivió hasta que se conformó tal y como lo conocemos ahora en 1918.
Tiene ciudades preciosas como Cracovia, antigua capital, y también Gdansk o Wroclaw. A cierta distancia, aunque sin desmerecerla, la capital Varsovia se merece unos días.
Además de destinos urbanos, este extenso país ofrece verdaderos paraísos naturales en cuanto a bosques y montañas.
Destacan la Reserva Forestal Bialowieza, remanente del gran bosque primitivo que antaño cubrió Europa, o también los montes Tatras, una de las pocas zonas montañosas del país.